miércoles, 11 de mayo de 2016

Estimados (as) estudiantes, quiero darles la bienvenida a este sitio, donde podremos enriquecernos y fortalecernos acerca de la temática que tanto nos apasiona: La educación.


Para que todos y todas participemos, la consigna es la siguiente:

¿Seremos como educadores quienes alentemos y ayudemos a nuestra generación y a las que vienen,  enseñar no sólo por enseñar; sino   descubrir al verdadero estudiante;  enseñando no sólo por cumplir sino por amor y pasión?



Si la educación es el proceso por el cual una persona desarrolla su capacidad física o intelectual y lo que dirían muy acertadamente los  Grandes analistas y reformadores  de  la Educación: “Es el formarse de y para la vida” y Educar es dirigir, enseñar, encaminar, desarrollar  habilidades intelectuales, físicas y morales en el individuo… perfeccionar los sentidos.  En otras palabras es desarrollar todo el potencial de un ser humano; entonces, el que educa se compromete con el desarrollo intelectual de sus discentes, y  claro lo que pienso y considero importante es que este proceso va más allá, porque se están formando  vidas que deben ser completas  y plenas. Y Creo que es esto justamente lo que a la hora de la verdad cae pesado y hasta como alguien diría “pérdida de tiempo”. 

Todo hombre y mujer precisa ser orientado y formado.  Es por esto que la vida debe estar plena de valores que nos guíen y como educadores de educadores podamos rescatar los talentos de aquellos a quienes les impartimos y podamos darles valores de vida, cuando desarrollamos sus destrezas sociales y emocionales, cuando les enseñamos a soñar y les damos herramientas para que sus ideales tomen forma y se hagan tangibles, es entonces cuando lo que damos, lo damos por pasión y no por obligación.
La enseñanza que se transforma en pasión y no en obligación es la enseñanza que no le teme al  cambio; es cuando nuestro corazón, alma y cada uno de nuestros sentidos se inclinan por amar lo que hacemos; es entonces que podemos contribuir a aprender, desarrollar pasiones, despertar intereses  de manera plena, y aunque me digan cursi o rayada, estoy plenamente convencida que cuando lo que impartimos se transforma en  arte, que cuando nuestros métodos se innovan, es entonces que ellos aprenden y comprenden verdaderamente, que cuando convertimos esos espacios de interacción en “hogares” en lugar de entrenamiento, es entonces que salimos con vida para dar vida.
Veamos y escuchemos que aporte valioso hace Ken Robinson sobre la temática.
              
 





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